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La Tribuna

La hipoterapia para trabajar con niños en situación de discapacidad

por Nicolas Irribarra Irribarra

Del rodeo a la rehabilitación, es parte de la historia de Miguel Jara, un hombre que facilitó su campo y sus caballos, para que niños pudieran realizar de mejor forma sus trabajos.

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Miguel Jara, es prestador de servicio en la distribución de petróleo a los agricultores, y a algunas empresas. Vive en el campo, camino a Santa Fe donde tiene una parcela, y ahí han estado haciendo hipoterapia a niños Down y de condiciones especiales.

Todo esto nació a raíz de que, en un campeonato nacional de Rodeo, se hizo una demostración de esta especialidad con niños, y no dejó a nadie indiferente.

Este hombre ligado a los rodeos, campos, y caballos, comenzó a pensar de qué manera podía realizar algo similar, con motivo de agradecer todo lo que ha tenido, y particularmente, contar con una familia sana. Él quería devolver la mano a la vida, contribuyendo con la hipoterapia.

“Es algo bastante completo, donde existen médicos, veterinarios, educadoras diferenciales. Cerca del campo donde vivo hay un colegio, la Corporación Educacional Sternenkinder, “niños de las estrellas”, donde hacen hipoterapia, con los que me contacté, ofreciéndoles el campo completamente gratis. Tuvo muy buena acogida. Tengo caballo de raza chilena, se han comportado muy bien, y sobre todo para este tratamiento. Fueron a ver el campo, don Alberto, que es el veterinario que está a cargo de esto. Empezamos a trabajar el 2013, y según lo conversado con los coordinadores del colegio, me han comunicado que el resultado ha sido muy favorable, porque se ha estado en contacto con la naturaleza al 100%. Pregunté si es que debía hacer una modificación y me pidieron que dejara todo tal como estaba”, comentó.

Además, añadió que “el año pasado, tuvimos un desfile en Santa Fe, donde resultó muy bueno. Los niñitos estaban felices, se presentaron en silla de rueda, tres niños a caballo y un grupo desfilando a pie. Tuvo muy buena acogida, tanto por los padres como por el colegio. Fue un éxito y una alegría enorme”.

También, comentó que esta terapia con caballos no las realizan con mal clima, por lo que comienzan la segunda quincena de agosto hasta diciembre, luego desde marzo hasta junio.

Están estudiando la posibilidad de que niños vayan al campo a realizar actividades especiales, sin caballo. La lógica es que las tías puedan usar el campo para que los niños puedan jugar, dibujar y estar en contacto con la naturaleza. El terreno está apto para poder hacer algunos ejercicios físicos, que son parte del proceso que realizan en la Corporación Educacional Sternenkinder, “niños de las estrellas”.

LA VISIÓN DESDE EL COLEGIO

Alberto Carvajal, médico veterinario, en el colegio llevan cerca de 15 años en la cual están incorporando la hipoterapia, para atender el área motriz con niños con discapacidad física, y el área emocional.

La hipoterapia en Sudamérica y en Chile no está muy avanzada, y para adquirir el conocimiento para formar este proyecto fue complejo, ya que se está enfocado en la parte kinesiológica.

En Europa, hace muchos años, han trabajado la parte afectiva y emocional. En el colegio realizan rehabilitación física, el área afectiva y emocional, el área intelectual y el área social.

“Para hacer la hipoterapia se requiere el caballo, una persona que guíe el caballo y el terapeuta. Los guías son los mismos alumnos, que tienen la capacidad de entender lo que deben hacer, por ejemplo que el caballo no se puede alterar. Los niños se sienten útiles, y ese es el trabajo social que se hace”, manifestó.

Están ubicados en el country Santa Eliana, un sector que mezcla lo urbano y lo rural. Cuando comenzaron no tenían problemas con el tema de los espacios, en este caso, naturaleza.

“Don Miguel tuvo la amabilidad de facilitarnos su campo, que está adaptado. Se da el contacto que uno necesita para que los niños se concentren y se conecten con el caballo. No hay alteración que desvíe su atención, y eso es muy bueno para el trabajo que tengo que hacer. Cuando comenzamos, los niños inmediatamente reaccionaron, ya que era distinto como trabajaban en el colegio y en el campo. Los niños van, don Miguel los atiende, y los pequeños siempre están preguntando cuándo vamos a ir. Tienen un incentivo para ir, y eso nos permite que la calidad aumente con el campo”, afirmó.

Los cambios han sido muchos, y tanto es así que los niños han logrado aprender a controlarse, a saber que deben portarse bien, y muchas otras cosas, que gracias a la hospitalidad de Miguel Jara, han logrado desarrollar como habilidades.

De seguro, el trabajo que realizan seguirá dando frutos, y pronto explicaremos cuál es el proceso y trabajo que realizan en el campo, para que los niños tengan una rehabilitación novedosa. 

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