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La Tribuna

Agricultores: "La delincuencia rural acecha en Biobío y Malleco"

por Claudia Robles Maragaño

El foco está en los agroquímicos, especialmente los de mayor valor. Herbicidas, fungicidas y raleadores florales son los principales. También la sustracción de semillas de remolacha, trigo y maíz, así como de plantas de eucaliptus, cerezos, nogales, arándanos y avellanos europeos, ha sido denunciado por los agricultores.


Al abigeato se suma el robo de equipamiento productivo, como herramientas, camionetas, desbrozadoras, motobombas, boquillas y ruedas de pivotes de riego, alambres, cables de cobre, transformadores y cuatrimotos. Inclusive los cajones de abeja utilizados para la polinización de frutales son parte de los botines de los delincuentes.

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Pareciera no tener freno el aumento de robos en

predios de agricultores. A raíz de las últimas denuncias publicadas en Diario

La Tribuna, cada día son más los agricultores que indican que han sido víctimas

de robos en sus predios.

Boris Solar, vicepresidente de la Sociedad Agrícola

de Biobío Socabio, indica que como gremio están muy preocupados por aún no

haber podido generar ante las autoridades la reacción necesaria para dar con

las bandas organizadas que cometen dichos delitos y, más grave aún, con los

reducidores de dichos insumos y equipos, que serían mayoritariamente otros

agricultores de la zona o de otra parte del país.

A su juicio, se hace necesario conocer a los

actuales imputados que, protegidos por la actual ley de persecución penal, son

dejados en libertad luego de ser aprehendidos y continúan en un proceso

judicial que hace muy difícil su posterior condena, dada la falta de pruebas,

el no seguimiento posterior de los mismos afectados en la causa y la facilidad

de llegar a acuerdos reparatorios que implican que no se obtenga justa condena

por los delitos cometidos.

Plantea que hay que tomar el tema en serio, el cual

no solo afecta económicamente a los agricultores por la pérdida pecuniaria de

los insumos o equipos sustraídos, sino que iban obviamente a ser usados para un

proceso productivo, lo que genera pérdidas económicas aún mayores.

A modo de ejemplo, planteó que si un herbicida no

se aplica a tiempo, o bien, un insecticida, un fungicida o un raleador floral

se atrasa en el día de aplicación, o el equipo de control de heladas no está

operativo un día a causa de un robo de un transformador eléctrico, implicaría

una situación tan grave como perder el 100% de la fruta esa temporada, siendo

inmensamente superior el daño económico que la simple reposición del insumo

robado.    

La frecuencia de estos robos es periódica. El

ingreso a bodegas y predios para delinquir es una situación permanente que

afecta desde a un pequeño agricultor al que le roban unos pocos sacos de

fertilizante gestionados a través de Indap o su yunta de bueyes, que es su

única herramienta de trabajo, hasta a agricultores de mayor volumen de siembra

o plantaciones, mayoritariamente empresas pyme.

Además, se correlaciona con aquellas épocas en que

estos insumos se utilizan, y que con la diversidad de rubros que hay en Biobío,

es prácticamente todo el año. Siempre hay una siembra, una plantación, una

aplicación, un riego que está siendo realizado. No importa la época del año,

pero sí es potenciado cuando hay mayor actividad, siendo posiblemente al inicio

de primavera cuando más se destaca.     

Estas bandas especializadas operan probablemente a

través de informantes cómplices del delito. En este sentido, agricultores

afectados por los robos coinciden en afirmar que llama la atención, por

ejemplo, que los robos ocurren muchas veces la misma noche siguiente que los

insumos fueron despachados por las casas comerciales a la bodega de los

predios.

A ello se suma que por encontrarse en zonas rurales,

alejados de la vigilancia vecinal propia de los centros urbanos, es muy

difícil dar la protección adecuada, a pesar de que cada día se toman más

resguardos con el uso de cámaras de vigilancia, contratación de guardias de

seguridad y reforzamiento en los ingresos, entre otros. Pero no es suficiente.

Solar comenta que como gremio hace algunos años

crearon un grupo de WhatsApp llamado Alerta Biobío, que reúne a los

agricultores para apoyarse en situaciones de abigeato, incendios, robos,

usurpación de campos, etc. Las denuncias son innumerables.

Hago un llamado, especialmente a los agricultores,

a denunciar a quienes son los reducidores, que son sin lugar a dudas otros

agricultores, y es lo que más lamentamos y por lo que debemos sentirnos

avergonzados. Quienes trabajamos en el campo, en la producción de alimentos, ya

sea de cultivos, hortalizas, frutales o ganadería, estamos orgullosos de

desarrollar esta actividad, que es más que una forma de sustento, generación de

empleo y producción de alimentos: es una forma de vida; además, estamos

convencidos de que en la ruralidad está aún la reserva moral de los países. Por

eso es que nos duele profundamente que haya otros agricultores que sean

cómplices de un delito que nos afecta a nosotros mismos, expresó Solar.        

 

TESTIMONIOS 

En Mulchén, el agricultor Juan Eduardo Guzmán denuncia que en estos meses le han robado 4000

plantas de Eucaliptus nitens

en el sector Las Cachañas, camino a Caledonia. En tres oportunidades. Todos los

robos fueron denunciados en la comisaría de Mulchén.

Me llama atención la rapidez con que actúan una

vez que saben que llegó el bien a robar, por cuanto obviamente están dateados o

son robos por encargo, menciona Guzmán, quien además complementa que han

tenido que invertir en cámaras de vigilancia y tomar cada día más precauciones.

El problema más grave es que la justicia no hace

mucho, y si capturan a un ladrón, no lo dejan preso. No sé por qué. Es un tema

de nunca acabar. Por ejemplo en Mulchén, en la entrada del pueblo, camino a El

Morro, hay mucha leña, la cual está a la vista de todos y la venden sin guías

de despacho y sin documentación de Conaf ni del SII. Toda esa leña es robada de

nuestros campos y no se hace nada, comentó.

En tanto, en la cordillerana comuna de Quilaco, el

agricultor Andrés Momberg indica que

en dos oportunidades, desconocidos entraron a robar a la casa del cuidador en

los últimos tres meses. Obviamente los delincuentes están dateados. El

impacto, aparte del económico, es el daño al cultivo al no disponer en el

momento oportuno de los productos, son daños por enfermedades, plagas y

malezas. Existe además un riesgo a la salud de las personas por mala

manipulación y riesgo de contaminación, ya que si caen a esteros o sectores

poblados, pueden producir intoxicaciones en los vecinos. Estos delincuentes

escapan tan raudamente de los campos y no cuesta nada que tengan un accidente.

Además, le llama la atención que haya robos en

otros predios de productos tan específicos como lo son para uso en la remolacha.

Es decir, productos de alto valor. Saben los delincuentes a lo que van.

En Los Ángeles, en el predio La Cabaña, cercano al

Salto del Laja, el agricultor Enrique

Labbé denuncia que en el último año le han robado un motor de carrete de

riego avaluado en 15 millones de pesos, obviamente dateados, ya que entraron

por atrás del campo hasta un potrero, rompiendo puertas y candados. Fue de

noche y se estaba en labores de riego, por lo que el daño es aún mayor.

A ello se suma el robo de dos transformadores, que

justo fueron los que no teníamos arrendados a la compañía eléctrica; los

botaron y le sacaron el cobre. Ese transformador lo compramos y lo robaron

recién instalado.

En este sentido, planteó que para frenar nuevos

robos en los transformadores, soldaron las cajas y pusieron cables de aluminio.

Con eso se paró el asunto, menciona Labbé. Adicionalmente, informó que le han

robado ruedas de pivote de riego, y que a pesar de estar asegurado el equipo,

fue muy complejo cobrar el seguro porque según la compañía aseguradora, fue

hurto y no robo. Denuncia también que ha sido víctima del delito de abigeato

en ese predio.

Agregó: para qué hablar del robo de leña. Ese es

caso aparte y es todos los días. No hay duda de que son robos por encargo, la

mayoría. A su juicio, si no endurecen los castigos y sigue la puerta

giratoria, no sacamos nada con atrapar a estos tipos y gastar recursos para que

las policías actúen, ya que es finalmente el Poder Judicial el que los

libera. Hoy vivimos en un mundo al revés, donde se protege al delincuente

con abogados, mientras las víctimas tienen que pagar por uno. Se le oculta

la cara a los delincuentes en vez de mostrarla a todo el mundo para que no les

roben, o por último se avergüencen un poquito de lo que hacen, y los

policías salen a rostro descubierto en vez de a ellos ocultarles la cara y

protegerlos. No es posible que las penas sean más duras para cosas muy

triviales y que a estos tipos no se les pueda ni tocar cuando cometen todos

estos delitos, comentó.

En tanto, el agricultor Francisco Novales, de Agrícola El Álamo, en Los Ángeles, comenta

que el año pasado, desconocidos entraron a robar en dos oportunidades. La

primera en el taller, donde robaron motosierras, soldadoras, desbrozadoras, una

motosierra telescópica y otras herramientas eléctricas por un monto de 6 millones

de pesos.

En la segunda oportunidad, a los 15 días del primer

robo, entraron a la bodega de agroquímicos, donde se llevaron productos por un

monto superior a 16 millones de pesos. A ello se sumó la sustracción de 200

plantas de arándanos. Posteriormente volvieron a tratar de robar plantas en

dos oportunidades, al tercer y cuarto día del primer robo.

Agregó que a los 20 minutos de ser avistados a la

distancia por el guardia, entraron a otra bodega de agroquímicos, distante a

700 metros del camino público, llevándose productos avaluados en más de 4

millones de pesos. A estos hechos se suman robos de baterías de camiones y

otros artículos menores, según consta en cada una de las denuncias ante

Carabineros, informó Novales.

Expresa que esto nos ha traído como consecuencia, además

de tener que comprar nuevamente los productos, un atraso en las aplicaciones,

con el consiguiente riesgo de afectar la producción y su calidad, un gasto

excesivo, y por supuesto, la impotencia de ver que, a pesar de los esfuerzos de

Carabineros con detenciones incluidas, la cosa queda en nada.

Añadió que son todos robos por encargo y los

ladrones andan con el dato. Estos productos son específicos y de mucha

utilidad. Pero a la vez son tóxicos. Por eso, la situación es grave.

Lamentablemente, esto nos lleva a deducir que hay colegas agricultores que son

los reducidores, por decirlo en forma elegante. Pero la verdad es que son los

verdaderos ladrones. ¿Cómo se puede comprobar eso? Fácil: al agricultor

sospechoso lo puede visitar el SAG junto a Carabineros y pedirle el inventario

de bodega, que por normativa todos lo debemos tener, y que lo respalden con

facturas. Eso es fácil de hacer. Pero si la justicia no lo ordena, quedamos

igual. Estamos preocupados de lo que está sucediendo.

SUMAN LAS DENUNCIAS

Desde Nacimiento, la agricultora Leonor Wyneken también denuncia el robo

de un transformador para proveer de energía el riego de sus cultivos, así como

cables de cobre. Esto, sumado al robo y faenamiento de animales en el mismo

predio.

En tanto, el administrador del Fundo Santa Cecilia

de Angol, Pedro Cancino, denuncia

que en la madrugada del jueves último, ingresaron cuatro personas y rompieron

en tres sectores la bodega de fitosanitarios.

Al no encontrar gran cantidad de productos químicos,

y para no irse con las manos vacías, procedieron a llevarse, arrastrando, una

cuatrimoto ATV de 500 cc marca Hisun, color azul, utilizada para la aplicación

de herbicidas en los huertos frutales.

En el sector Aurora, al poniente de Mulchén, el

agricultor Daniel Undurraga detalló que

desde julio a la fecha han faenado, en los mismos predios, 27 vacunos,

afectando a pequeños y medianos agricultores, principalmente.

De Agrícola El Durazno, su administrador Matías Piffaut manifestó que el 7 de

septiembre fueron víctimas del robo de agroquímicos y semillas de remolacha,

avaluadas en 13 millones de pesos. Entre los productos mencionó Betanal, Venzar

y semilla variedad belleza.

Comenta que el nicho principal de estos productos

es para el rubro remolachero. Es aquí donde me quiero detener un momento, ya

que son estos mismos agricultores cómplices del robo de productos

comercializados en el mercado negro. También cabe mencionar que

hemos sido afectados constantemente con robos de plantas (cerezos), sobre todo

esta temporada 2019. Las pérdidas son millonarias y afectan en demasía, ya que

el monto del robo es la utilidad de nuestro negocio en ese cultivo, es decir,

sembramos para pagar y quedar con nada en los bolsillos.

Agregó que se trata de un asunto delicado debido a

que hay agricultores remolacheros que se prestan para estos eventos al comprar

productos robados. La empresa Iansa y la Fenare deberían tomar cartas en el

asunto, ya que ellos tienen claro quiénes son los productores de remolacha

y la cantidad de hectáreas contratadas por cada uno. Falta poner mano dura

para que no sigan ocurriendo estos hechos. Es una vergüenza que los

agricultores se presten para la compra de estos productos.

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