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La Tribuna

Mujer lleva casi dos años esperando fecha para operar a su marido

por Alejandra Sánchez

En enero del 2017 fue sometido a una intervención por una obstrucción intestinal, quedó con una sonda conectada al intestino para hacer sus necesidades, la que hasta hoy no es retirada.

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Felisa y Raúl son un matrimonio de adultos mayores que –actualmente- viven una angustiante situación. Él está enfermo, lleva casi dos años con una sonda conectada al intestino (para hacer sus necesidades), esperando ser operado para sacarla y volver a la normalidad, y ella es quien se preocupa de acompañarlo a sus controles y hacer todos sus trámites de salud, además de tener que trabajar para llevar el sustento a su hogar.

Felisa Pérez, relató a La Tribuna que todo comenzó en enero del 2017 cuando Raúl fue operado de una obstrucción intestinal, “luego que se operó quedó con una bolsa para hacer sus necesidades, y nos dijeron que tenía que estabilizarse, y en un par de meses debía (a más tardar agosto) operarse de nuevo para sacar la bolsa y volver a ‘conectar el intestino’”, lo que hasta la fecha no sucede.

En eso que estaba a la espera de ser llamados para la intervención, en uno exámenes de rigor realizados, se percatan que Raúl había sufrido un infarto, por lo que en noviembre debió operarse de bypass al corazón. Lo que trajo más de alguna complicación y retrasó la intervención al intestino.

“Luego de la operación al corazón, mi marido estuvo en coma durante dos meses, la operación fue en Concepción y ya al segundo mes fue trasladado al hospital de Los Ángeles, allí se recuperó, salió del coma y el 29 de diciembre de ese año fue dado de alta, pero con hospitalización domiciliaria”, explicó Felisa.

Además, detalló que Raúl quedó en silla de ruedas, tuvo que aprender a caminar y a comer de nuevo.

Raúl se fue recuperando de su operación al corazón, pero siguió con la espera de sacar la sonda que dejaron en la primera intervención.

A ello, Pérez agregó que “se supone que a él lo iban a operar lo antes posible para conectar el intestino, entonces se supone que lo tenían que intervenir antes de junio de este  año, pero él está esperando de agosto del 2017. Llevamos más de un año esperando la conexión de intestino”.

Asimismo, la afectada mujer puntualizó que “he tocado todas las puertas en el hospital y me derivan de un lugar a otro, el médico me dice que a él le dan los pacientes, no es que él los elija, voy donde la enfermera y me dice que todo depende del doctor, o sea, hace un año que soy una pelota de ping pong, ando para allá y para acá. Esto depende de la administración del hospital, no pueden esperar a que la gente tenga mayor urgencia para operarla, y dejar los otros  pacientes en cola así como a mi marido”.

QUEBRADIZO ESTILO DE VIDA

Del mismo modo, Felisa Pérez recalcó que “mi esposo tiene la necesidad urgente de operarse, está teniendo un estilo de vida deplorable, yo quiero que pueda mejorarlo, y aquí estamos esperando a que nos digan cuándo lo van a operar. Supuestamente, desde el inicio me están diciendo que está en el lugar número 8 en la lista, y desde hace más de un año que no corre”.

Felisa es profesora, tiene 60 años y está a punto de jubilar. Actualmente trabaja todo el día y su esposo (68) que también es jubilado –lamentablemente- queda solo en la casa, lo que lo llevó a un cuadro depresivo, “yo necesito que lo operen, porque ahora está con depresión, sigue con esa bolsa que es muy incómoda para él, además, lo que me tiene con miedo es que pueda contraer alguna infección. También mi esposo está con una demencia, imagínese se saque la bolsa cuando esté solo en la casa, y –lamentablemente- yo no puedo dejar de trabajar”.

En tanto, la mujer sostuvo que debe darse el tiempo de ir casi todos los días al hospital para preguntar cuándo le darán fecha para operar a su esposo, “me dicen que la otra semana ‘a lo mejor’, y esto también me está afectando psicológicamente a mí, ver a mi marido así de mal, sin poder hacer nada por sí solo, con esa bolsa que ya va a ser dos años que la tiene. Se tenía que recuperar de la operación al corazón para poder conectarlo de intestino, de lo cual se mejoró gracias a Dios, su cánula cerró súper bien, me lo atendieron súper bien y el cardiólogo me dio un informe donde se le daba el pase para operarse, y ese informe ya se venció tendré que pedir uno nuevo”.

Finalmente, Felisa pidió que la ayuden y que de una vez por todas desde el hospital de Los Ángeles le den una respuesta clara por qué Raúl no ha podido ser intervenido, si desde un principio le dijeron que era el número 8 en la lista de espera, y de eso ya han pasado casi dos años.

“Mi marido no se puede quedar de por vida con esa bolsa, tienen que hacerle la reconstrucción de su intestino, entiendo que hay casos más urgentes que él, pero ahora no sé si será verdad, o me lo dicen sólo para mi tranquilidad. Pero mi marido está muy mal, se está apagando, con la espera de una operación que lo tiene con una pésima calidad de vida, y que le ha traído diferentes complicaciones. Mi marido hoy está socialmente aislado”, concluyó Felisa.

Cabe recordar, que La Tribuna solicitó al hospital angelino una respuesta sobre el tema, por lo que se comprometieron a revisar el caso y la documentación pertinente, para dar una respuesta clara, a la brevedad, con respecto a la situación.

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