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La Tribuna

Madre acusa negligencia por muerte de su bebé

por Pia Salcedo

A sólo 4 días de su cesárea programada perdió a Vicente Tomás, el mismo día que tenía su último control, en el cual no la atendieron a tiempo.

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Pía Salcedo Garcés

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El 20 de junio en el consultorio de Chacayal Sur le dieron la buena noticia que sería madre por segunda vez, inmediatamente comenzó con sus controles y cuidados de alimentación. Debido a un mioma anteriormente detectado, la derivaron a FAR (Feto de Alto Riesgo) para que el mioma no fuera ninguna amenaza para el bebé. ”Tuve varios controles regulares en la posta y en todos me decían que iba bien, pero para estar más tranquila también recurrí a doctores particulares”, comentó la madre.

En agosto de 2014 fue el último control de Jaqueline en FAR, “me dijeron que a pesar de mis 42 años, todo estaba bien, que sólo debía volver a las 36 semanas de gestación”.

La madre comentó que todo su embarazo fue normal, nada negativo “me sentía muy bien, contenta con mi varoncito, ahora tendría la parejita. Mi esposo, mi hija y toda la familia estábamos ansiosos esperando la llegada de Vicentito”.

El día 23 de noviembre Jaqueline presentó un sangrado irregular “me asusté ese domingo y fui a Urgencia”. Luego de esperar más de 3 horas, la respuesta que recibió fue que sólo era un “trabajo falso de parto”. Le recomendaron reposo y tranquilidad “me seguí cuidando en mi casa, con serenidad y sin pasar malos ratos”.

El 5 de enero, la afectada tenía su último control antes del parto, la cita era a las 8:30, pero Jaqueline quiso llegar minutos antes para lograr una atención a la hora. Pasada las 8 de la mañana, las enfermeras comienzan a recibir la ficha de los pacientes agendados, siendo recién las 9.15 llaman a la madre al box de control, en el cual se deben tomar sus signos vitales como primer paso de atención y categorización de los pacientes, en dicha ocasión sólo pesaron a Jaqueline.

Luego, la enviaron a la sala de espera, los minutos pasaban y comenzaron los dolores en el vientre, “a ratos sentía calor y a ratos frío”, indicó, “me acerco al box 6 para pedir por favor a las funcionarias que me atiendan de manera urgente, que no me sentía bien, señalando que me dolía mucho el abdomen, a lo cual una paramédico presente sólo me respondió que esperara mi turno”. Luego de 3 horas sin recibir atención o asistencia seguían los persistentes dolores y malestares.

Luego de un prologado tiempo, la madre fue ingresada para realizar el examen de ecotomografía, “en esos momentos el doctor de manera muy fría me dice que mi hijo no tiene latidos, que estaba muerto, de manera burlona y poco profesional me dice que mi bebé tiene la talla de un feto de 34 semana, quedé pasmada, ¡no podía reaccionar, no podía creer la noticia! siendo que hace una hora atrás yo sentía como Vicente se movía. Si me hubieran atendido a la hora de la consulta, Vicentito aún estaría con vida”. Jaqueline quedó atónita, le pidió ayuda a una enfermera para que le acercara su cartera y poder llamar por celular a su marido y darle la horrible noticia; “salí a la sala de espera y estaba mi mamá, entre llantos le dije ‘Mamita, el Vicentito murió’. Ella no lo podía creer”.

Tras esta noticia, Jaqueline fue trasladada de urgencia al hospital, “ahí se me realizó la toma de los signos vitales. A las 12:15 me trasladaron a ginecología para analizar mi caso, me estuvieron reubicando de un lado hacia otro como dos horas, en un momento me di cuenta que me estaba desangrando y la verdad no supe cuándo se había iniciado, estaba aún en estado de shock con dolores abdominales, en el pecho y con el gran dolor de sentir a mi hijo muerto en mi vientre. Me llevaron a la sala de pre parto, lugar donde veía cómo las mamás se paseaban con sus bebés recién nacidos. Luego de 30 minutos de llorar y aún sangrando sentía impotencia por la muerte de mi hijo y no podía entender cómo podían ser tan inhumanos de trasladarme a ese lugar, me llevaron a la sala de operaciones en donde el médico me informa que debían sacar mi útero, es decir, que debía procesar que mi hijo que llevé durante 9 meses se había muerto y que nunca más podría ser mamá”.

Jaqueline contó que al ingresar a pabellón, “sacaron a mi bebé muerto, le rogué a un enfermera que me lo mostrara quien accedió y pude ver su carita de ángel, juntamos nuestras mejillas, después de eso mi esposo lo vio y sostuvo en sus brazos”.

Nuevamente fue ingresada a la sala de preparto, “me provocaron un daño sicológico tremendo, veía a los bebés con sus mamás tan felices y yo con mi desgracia no lo podía creer”.

Al día siguiente la trasladaron a ginecología, en donde permaneció hasta que la dieron de alta. “Mi cuerpo quedó devastado, tenía unos hematomas gigantes que llegaban hasta la espalda. A la fecha, estas marcas de sangre no se han ido.

A la salida solicité mi carné de control, el cual toda madre lleva durante los 9 meses, los funcionarios me respondieron que mi carné estaba extraviado”.

Posteriormente, el esposo de Jaqueline, Víctor Muñoz, se dirigió al hospital para recabar información de lo sucedido, así como para recuperar el carné de control. “Mi esposo no tuvo una positiva respuesta, en todas partes le decían que no tenían mayor información, lo enviaban de un lado para otro hasta que pudo hablar con los médicos de ginecología, los cuales le dieron una cátedra sobre los conductos regulares para tener respuestas a mi caso”, declaró.

El viernes 9 de enero, Jaqueline, viviendo el dolor de su hijo, comienza a sentir malestares y acude a la asistencia pública “no me sentía nada bien y me atendieron luego de 2 horas en donde me informaron que tenía una anemia aguda y que necesitaba 11 dadores de sangre”. Jaqueline recurrió a su familia y logró conseguir la cantidad de donantes solicitados.

RESPUESTA DEL HOSPITAL

Actualmente vive la pena con su familia. “Tenemos impotencia, porque todo ha sido negligente, si me hubieran atendido a la hora de la ecotomografía, Vicente estaría con vida”, dijo.

Debido a las insistentes consultas de Víctor Muñoz, esposo de Jaqueline, el director del hospital, Juan de Dios Reyes, envío un documento con fecha 30 de enero indicando “como médico y como director del establecimiento, le manifiesto mi sincero pesar (…) empatizamos con el momento tan difícil que usted y su familia están enfrentando (…) lo que ocurrió a la Sra. Jaqueline, desprendimiento prematuro de placenta, es un accidente obstétrico no prevenible”.

ACLARANDO DUDAS

Consultamos al Dr. Boris Oportus, médico especialista en Obstetricia y Ginecología con posgrado en Gestión Hospitalaria para Directivos del Sistema Público, algunas aclaraciones técnicas de la especialidad. “Es lamentable que durante esas 3 horas no hayan atendido a Jaqueline, ya que se pudo detectar una alza o baja de presión y tomar una mejor decisión”.

Con respecto al sangrado, el doctor comentó que es frecuente en los casos de desprendimiento de placenta, “cuando existe un desprendimiento, se manifiesta con un sangrado, el cual debe ser atendido porque puede provocar anemia en la paciente, es de vital importancia solicitar exámenes de sangre como el hemograma antes de dar el alta”.

Con respecto a la extirpación del útero, el perito indicó: “Luego de muchas horas, el útero se llena de sangre y hace una inercia uterina, lo que quiere decir que el útero no se retrae y es necesario sacarlo”.

Por los hematomas que aún persisten en Jaqueline, el doctor Boris indicó que son producto de la hemorragia fulminante que sufrió: “La paciente tuvo una hemorragia considerable, ya que tiene hematomas en la espalda, lo que quiere decir que sufrió un sangramiento elevadísimo”. Asimismo, indicó que sería importante averiguar las causales de muerte del bebé, “la causal de muerte de la guagua no debería haber sido el desprendimiento de la placenta, ya que, de ser así, la paciente hubiera muerto a las horas”.

Jaqueline, en conjunto con su familia, están barajando la posibilidad de demandar al servicio de salud de la provincia: “Para mí esto ha sido tan doloroso porque nunca lo esperé, durante los 9 meses me cuidé muchísimo. A los 4 meses supimos el sexo y fue una noticia tremenda, ser madre de un varoncito era mi sueño, Vicente era un bebé inquieto, se movía mucho en mi vientre, incluso en las noches a veces no me dejaba dormir de tan inquieto que era.

Necesito que se haga justicia para que otras madres no vivan lo que me tocó pasar a mí, necesito respuestas, que los responsables den la cara, ni yo ni mi hijo somos unos animales para haber vivido ese trato”. 

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