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La Tribuna

Comedor solidario entrega 85 raciones diarias a personas en situación de calle

por Juvenal Rivera Sanhueza

Un plato de comida caliente reciben las personas en la Casa Pastoral de la avenida 21 de Mayo, que funciona con los aportes de personas de espíritu solidario. Partió con 60 almuerzos diarios. Ahora son más de 85 y el número sigue aumentando.

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En medio de la profunda crisis económica de los años 80, por las calles de la ciudad de Los Ángeles pulularon hombres, mujeres y niños, a veces familias enteras, que pedían alimentos para aplacar el hambre.

Es que la falta de trabajo, gatillada por el desplome de los principales grupos económicos de ese tiempo, golpeó con dureza a cientos de personas que perdieron sus empleos, muchos de ellos muy precarios. Otros tantos fueron expulsados de las viviendas o piezas que arrendaban y debieron irse a vivir a las casas de parientes o amigos, como allegados. Hubo casos extremos de familias que debieron vivir bajo el puente, como sucedió con una mujer y su hijo recién nacido, que se instalaron bajo el viaducto del estero Paillihue.

Para Los Ángeles, sin embargo, la debacle fue aún mayor, solo por el desplome financiero de esos años. En ese mismo tiempo, cerró sus operaciones la planta azucarera Iansa, una de las principales fuentes de generación de trabajo.

¿La consecuencia? De acuerdo a cifras oficiales, el desempleo en la ciudad bordeó el 30 por ciento. En términos reales, se estimaba que solo uno de cada dos angelinos tenía un empleo formal y con todas las de la ley. El resto vivía en la más absoluta precariedad e incertidumbre.

A poco más de dos meses de decretarse la emergencia sanitaria por el coronavirus, poco a poco se comienzan a sentir las consecuencias por la pérdida de fuentes laborales o por la imposibilidad de que se abran nuevos cupos de trabajo.

De alguna forma, se replica lo ocurrido hace casi 30 años, aunque con el agravante de que se trata de una condición inédita causada por el coronavirus, la cual se desconoce totalmente cuándo podría terminar.

Lo bueno es que, en medio de este tan delicado escenario, cuyo impacto aún ni siquiera se vislumbra, también comienzan a aparecer las primeras demostraciones de apoyo y solidaridad que surgen en los momentos difíciles.

COMEDOR SOLIDARIO

El padre Gustavo Valencia, párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ha visto cómo las personas con problemas económicos han crecido cada día más. Y también cómo ha crecido la solidaridad hacia los más desvalidos.

A fines de marzo, eran cerca de 60 personas que recibían un plato de comida caliente en la Casa Pastoral que funciona en la Casa Pastoral de la avenida 21 de Mayo, casi al llegar a Ercilla, en una iniciativa llevada a cabo por la Pastoral Social de la Diócesis de Los Ángeles.

Dos meses después, el número de atenciones se elevó a un promedio de 85 personas. Y eso que, en el intertanto, la Casa Pastoral fue víctima de un robo en que se llevaron algunas especies de valor, alimentos y dinero.

Claro, debido a las medidas sanitarias para prevenir contagios, los beneficiarios no pueden compartir en el comedor solidario y deben recibir su alimento en un envase de plástico que, muchas veces, consumen en las afueras del mismo recinto.

Sin embargo, para muchos de ellos se trata del único plato de comida caliente que tendrán dentro del día. Por cierto, todos los usuarios se encuentran en condición de calle, es decir, no tienen una casa que los acoja.

Es que uno de los principales centros de acogida a personas en esa condición es el Hogar de Cristo, cuya hospedería se ubica en la avenida Las Azaleas. Sin embargo, desde fines de marzo que cerca de 30 usuarios optaron por iniciar una cuarentena voluntaria en el mismo establecimiento con el fin de protegerse de los contagios por el coronavirus. Sin embargo, el encierro voluntario tiene un pero: por motivos de resguardo sanitario, nadie más puede ingresar.

De ahí que muchos de ellos buscaran la opción de la Casa Pastoral de la avenida 21 de Mayo, a un par de cuadras del centro de la ciudad.

210 PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE

Según el padre Valencia, él ha podido catastrar exactamente a 210 personas en esa condición de calle en Los Ángeles. De ellos, un puñado que no supera las seis personas, son ciudadanos extranjeros.

La mayoría concurre, a lo menos, tres veces a la semana a buscar su alimento del día.

El comedor funciona de lunes a viernes. El domingo opera en la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, al final de calle Colón (casi al llegar a Latorre), donde se suele entregar un promedio de 70 raciones.

Quien quiera hacer su colaboración solidaria, lo puede hacer asistiendo al mismo recinto de la avenida 21 de Mayo, donde se reciben los aportes en alimentos. Lo ideal es que sea antes de las 11 de la mañana.

También se recepcionan en las dependencias de la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en horario de oficina.

El sacerdote anticipó la posibilidad que en los próximos días se ponga en marcha una olla común en el sector Santiago Bueras de Los Ángeles, para lo cual se están haciendo las gestiones para tener un recinto y personal idóneo que permita la elaboración de los alimentos que serán distribuidos para los más pobres entre los pobres.

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