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La Tribuna

Toque de queda juvenil

por La Tribuna

El domingo 30 de junio, ocho comunas del país realizaron una consulta

ciudadana tendiente a establecer un horario límite para que los menores de edad

estuvieran en la vía pública. La idea de los alcaldes de esas comunas era

apuntar a reducir el consumo de alcohol, drogas y la delincuencia que asocian a

ese rango etario. Los detractores, sin embargo, inmediatamente utilizaron el

concepto de toque de queda para referirse a la idea que pretenden llevar

adelante las comunas de Las Condes, Lo Barnechea, Colina, La Florida, La

Reina, Peñalolén, Antofagasta y Quilpué.

La consulta es populista y tiene varios vicios metodológicos que se

pueden advertir con una simple revisión.

Primero, sumando todas las comunas, la cantidad de votantes llegó a 120

mil. Ese universo es mínimo si se compara con, por ejemplo, la última votación

en las elecciones municipales, que ya fue considerada baja. Es decir, a

voluntad de poco más de 100 mil personas, se intentará imponer una visión sobre

una mayoría mucho más grande.

Adicionalmente, la consulta tiene el problema de estar diseñada para

quienes quieren resolver el tema de esa forma, pero no plantea alternativas. Es

una pregunta a la medida que obviamente solo movilizará a quienes están a favor.

Pero más allá de la forma, el proyecto tiene vicios de fondo.

En Estados Unidos, el tema ha sido estudiado desde hace varios años y no

se ha encontrado evidencia de que el toque de queda juvenil tenga alguna

relación con la disminución de la delincuencia o el retardo en el inicio del

consumo de alcohol y drogas en los jóvenes. De hecho, existen estudios que han

llegado a la conclusión contraria: el toque queda juvenil, al criminalizar a la

juventud, ha ayudado a hacer crecer los índices de violencia.

La idea, como otras que se han intentado, nace de una política aplicada

con éxito en Finlandia, país que a estas alturas ya parece un modelo para

Chile. La diferencia es que allá la restricción horaria para los jóvenes es

parte de un plan integral para reducir la delincuencia y el alcoholismo. Además

de las horas, ese plan contempla desarrollo de las áreas de interés de la

juventud, como son el deporte, el arte o la tecnología. De hecho, los hogares

de menos recursos cuentan con un subsidio de alrededor de 200 mil pesos para

que los jóvenes realicen actividades deportivas, entre otras políticas. Así,

saber si la disminución de los niveles de delincuencia, drogadicción y

alcoholismo juvenil han bajado gracias al toque de queda u otro factor, es más

complicado.

Se necesita que las soluciones para un problema real no pasen por

coartar la libertad de una parte de la sociedad y que sean respuestas

integrales para abordar el tema, no una sola parte, la más popular

generalmente, sino una completa batería de acciones que ataquen todos los

frentes. 

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