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La Tribuna

La aventura sobre el Biobío en las barcazas de San Rosendo

por Gonzalo Meller

La ruta une la comuna ferroviaria con Santa Juana y es un panorama obligado para quienes les gusta disfrutar y conocer nuevas experiencias. Recomendable al 100%.

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Por Gabriel Hernández Veloso

El día en que realizamos este reportaje, el clima nos acompaña. Salimos de la ciudad de Los Ángeles para recorrer los 51,5 kilómetros que nos separan de la comuna de San Rosendo. Es una ruta sencilla, pero hay que tener cuidado por el alto tránsito sobre la carretera. En esta aventura, nos acompaña nuestro fotógrafo, Manuel Diocares y el conductor del movil de La Tribuna, Jorge Pulgar.

Cerca de las 14 horas, estamos en Laja. Probamos el exquisito estofado casero de “La Picada del Tío Pelado”, donde identificamos inmediatamente a su dueño, que le hace honor a su local. El precio y la calidad de la comida están perfectamente alineados. Durante el almuerzo, organizamos nuestra travesía, con la que pretendemos que los visitantes de la provincia o quienes lean este texto, se motiven a recorrer este territorio cargado de interesantes historias.

Una vez listos, nos subimos al auto y nos trasladamos sólo 2,33 kilómetros a la comuna ferroviaria. Sus añosas y desgastadas estructuras, que alguna vez hicieron de esta zona una parada obligada, hoy son parte del patrimonio histórico.

Nos cuesta identificar el balsadero, la señalética no es muy buena, pero la vista ya nos anuncia un recorrido realmente maravilloso. El río Biobío, con un fuerte caudal y cerros con bosque en ambos lados, nos invitan a relajarnos.

Dos jóvenes esperan en la balsa. Tomamos las primeras fotos, y nos cuentan que el recorrido hasta Santa Juana, sale $4.000 y si hacemos el ida y vuelta, son $7.000.

Abordamos este rústico ferry, al cual se suma una camioneta 4x4. Al principio, uno mira con cierta desconfianza, porque estamos acostumbrados a un río de baja profundidad. Pero apenas mueven el barco, toda sensación se pasa. Justo antes de partir, se sube rápidamente don Bonifacio Arriagada, de 75 años, un hombre vestido de campesino, carga un saco en su hombro y amablemente accede a conversar con nosotros.

Nos cuenta que “gracias a Dios”, tiene casa en San Rosendo y otra en Santa Juana y su rutina de vida es estar tres días en un lado y 4 en otro. Mientras en la zona de los trenes tiene su casa habitación junto a su esposa, al otro lado del río, tiene una casa, campo y además unos eucaliptos, que pretende heredarle a su hijo.

Comienza el viaje justo a las 14:47. El ferry traslada gente desde primera hora de la mañana y hasta pasadas las 18 horas. Nos vamos bordeando el río y la vista de San Rosendo es realmente majestuosa. Se puede observar en plenitud la extensión de la comuna, el edificio municipal, las viviendas, estación y las ruinas.

El viento fresco, nos llega al rostro y nos obliga a respirar profundo. Da la sensación que en este espacio natural, estamos limpiando nuestros pulmones.

Es difícil describir lo bello del viaje que dura 20 minutos hasta el otro lado. Corto, pero vale la pena.

A poco de avanzar, vemos a personas que se encuentran pescando en la ribera del Biobío y al fondo, las otras 5 barcazas, esperando por los vehículos para llevarlos a San Rosendo. El día nos hace ver un verde profundo de los cerros, un cielo azul espectacular y el río de forma única.

Llegamos al otro lado y nos cuentan que a sólo 20 kilómetros por camino de ripio, llegaremos a Santa Juana. Ya estamos aquí, así es que nos adentramos a esta carretera. Queremos que nuestros lectores, conozcan el recorrido por medio de estas letras.

El camino está principalmente rodeado de plantaciones forestales. Algunas viviendas y trazos pequeños de pavimento, incluso una escuela. Todo en muy buen estado. El río nos acompaña por el lado derecho del camino.

A las 15:52 minutos, llegamos a Santa Juana, la comuna más rural de la provincia de Concepción y la más cercana a nuestro territorio de Biobío. Esta zona, es cuna de importantes momentos históricos, de deliciosa gastronomía y gente amable. De ahí a Concepción, sólo nos separan 51 kilómetros.

Tomamos la decisión de regresar por Nacimiento, tomamos la ruta de la madera y emprendemos retorno. Comentamos en el vehículo de regreso con don Manuel y Jorge, de la aventura que hemos tenido. Les comento que no usamos el regreso de los 7 mil pesos, pero nuestro conductor me comenta que olvidamos pagar. Reímos, pero también nos preocupamos. De todas maneras, regresaremos a saldar nuestra deuda y volveremos a realizar este recorrido.

Gracias a todos quienes nos recibieron de maravilla en esta comuna.

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