Escultura de los lavadores de oro: un patrimonio lajino que se pierde

Luego de 8 años aproximadamente gran parte de la comunidad lajina sigue demandando el retorno de la escultura “Lavadores de oro” desde el Área Técnico Profesional del Liceo A-66 (ubicado en Avda. Los Ríos), nuevamente a la Plaza de Armas de Laja.

Si bien, a la estatua se le realizaron reparaciones, se encuentra en perfecto estado y protegida, la comunidad es firme en su petición de la cual el alcalde, Vladimir Fica aceptó su trasladado, realizando las gestiones correspondientes para llevarlo a cabo.

De todas formas es importante comentar la historia y detalles de lo que significa esta importante obra de arte, que la comunidad desea admirar en su lugar de origen.

REPRESENTACIÓN DE ORGANIZACIÓN URBANA

Cuando  apareció la escultura en medio de una pileta, en el centro de la plaza, nunca más se instalaron en el sector circos, ramadas, gitanos, misioneros, ferias y otros.

Con el tiempo la ciudad siguió su curso de urbanización, dando forma a sus veredas peatonales que convergían al armazón central.

Por lo que la pileta y su escultura son la representación del orden que pusieron las autoridades que posicionan hoy en día a la comuna como una ciudad  chilena, ya que esta tuvo  un lugar al cual llamaría “Plaza”.

Si bien no se tienen registros exactos de quién la inauguró, se barajan los nombres de Humberto Rojas o Arcadio Fica.

ESPECIFICACIONES DE LA ESCULTURA

Básicamente, la composición de la escultura se puede describir como dos figuras humanas; una de rodillas, la cual sostiene en sus manos una especie de plato redondo y; la otra figura, de pie, vaciando un cántaro, vertiendo su agua sobre el recipiente que posee la otra figura.

Es necesario explicar que lo que sostiene la figura de rodillas es una  “challa”, que utilizan como un disco de arado los buscadores de oro, examinando muestras de tierra con ayuda de agua.

En esa “challa” se deposita una muestra de material, se le arroja agua y con movimientos levemente circulares se va separando el material, de tal forma que cualquier pepita de oro que contenga la muestra pueda ser divisada.

Por su parte, las figuras humanas son de líneas abstractas, con vacíos en sus cuerpos y cabezas.

A grandes rasgos la escultura de la plaza de Laja fue una alegoría a los buscadores de oro que, en tiempos antiguos, recorrieron algunas zonas aledañas a las riberas del río Biobío. Asimismo, el conjunto representa la colaboración entre dos personas en búsqueda de la subsistencia.

UNA OBRA QUE LOS LAJINOS DIERON HISTORIA

Si bien, a ojos de cualquiera, la escultura de la plaza no es una gran maravilla ni obra de arte, sumado a ello nunca tuvo nombre ni se supo de su autor y no posee una placa de bronce que identifique su procedencia o finalidad. Es la única obra de arte propia y presente en la comuna, que fue un referente de esta. 

Hoy, los lajinos demandan falta corazón, espíritu y preocupación por parte de las autoridades hacia aquellas cosas que pueden trascender el tiempo y la quieren de vuelta en su lugar de origen.