La provincia de Biobío quedó mirando desde afuera

Mucha expectación ante la venida del primer mandatario a la región del Biobío. Y no era para menos: se hablaba de un Plan de Regionalización que incluía importantes anuncios con una holgura de tiempo para su realización dentro de los próximos tres años, además de otros que superan esa barrera, pero que se deberían iniciar en este gobierno.

Todo iba muy bien hasta que se comenzó a detallar los temas y lo que “tocaba” cada comuna. A primera vista, la provincia de Biobío tendrá construcciones de hospitales, un Liceo Bicentenario más y el diseño de un importante paso internacional.

Obviamente que tales avances son un motivo de felicidad, sin embargo, queda un gusto amargo. No hay nada nuevo; es como si en Biobío funcionara todo muy bien para las 14 comunas. De inmediato comenzaron las interrogantes de por qué no existen mayores anuncios para educación, por ejemplo. Qué pasa con la inversión en los caminos rurales, donde el flagelo de la lluvia y el barro azota todos los años diferentes puntos de la provincia.

Se echó de menos la planificación respecto a la conectividad de la comuna de Alto Biobío, de acuerdo a diversos reclamos por parte de usuarios del transporte público. Se podría seguir enumerando un sinfín de temas como agua potable rural, viviendas, proyectos de descontaminación, edificios patrimoniales en el suelo y líneas de energía alternativa para evitar cortes de electricidad por más de 12 horas a habitantes de tres comunas, entre muchos otros.

Finalmente, queda una pregunta flotando: ¿qué pasa con nuestros parlamentarios? Son ellos los que tienen línea directa con la autoridad central, ya que sostienen bastantes y publicitadas reuniones con ministros para pedir solución a ciertas necesidades. ¿Habrán hecho un análisis real del estado del arte en la provincia para que el Presidente incluyera nuestras necesidades en el Plan de Desarrollo?

Quedamos atentos.