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Vecinos denuncian tráfico de drogas y robo en villa Papa Juan Pablo

por La Tribuna

Pesadilla es la que viven los habitantes de la villa Papa Juan Pablo, específicamente las viviendas ubicadas cerca de la intersección Neltume con Villarrica. Múltiples robos, peleas, tráfico de drogas y hasta relaciones sexuales es lo que tienen que presenciar los pobladores.

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Hace más de una semana que en la villa Papa Juan Pablo entregaron nuevas viviendas que llevaban alrededor de un año y medio en construcción. Terreno pavimentado, casas coloridas y hasta con olor a nuevo, los niños jugaban en el lugar disfrutando del parque entretenido, todos ellos felices con la nueva inauguración.

Pero otra es la realidad que viven quienes están detrás de esas nuevas casas, debido a que al abrir el terreno quedó a la vista toda la basura escondida tras las latas de zinc.

El mal olor que generan los desechos, los ruidos molestos por peleas, música y risas hasta las tantas de la madrugada, además de ratones e insectos formados por la misma suciedad, es lo que tiene a las personas en desesperación y angustia, pidiendo ser escuchados y ayudados por parte de la municipalidad.

Pedro Leiva Henríquez(84) director del programa Yo Quiero mi Barrio, lleva más de 30 años viviendo en la villa junto a su esposa. Este adulto mayor, ha sido uno de los más afectados con la situación, ya que su casa y negocio están ubicados justo al frente del sitio donde se reúnen estos traficantes a ejecutar sus ventas. 

“Usted ve que ahí hay una cama, ósea pasa de todo. Lo sabemos porque en nuestro negocio tenemos cámaras de vigilancia, nosotros las vemos y para qué decirle, en la noche es algo terrible”.

La semana pasada fue la gota que colmó el vaso, pues debido a las parrandas que realizan en ese rincón, quedan restos de colillas, líquidos, o residuos peligrosos que más los grandes pastizales, provocan incendios. Algo que terminó ocurriendo un día.

Luego de ese evento, Pedro Leiva junto a otros habitantes tomaron la decisión de hacer algo por sus propios medios, ya que han avisado un sinnúmero de veces a la Municipalidad de Los Ángeles, Carabineros y distintas autoridades, pero lamentablemente nadie ha hecho nada por el sector.

“Nosotros lo que queremos es que el departamento municipal de Aseo o el que corresponda, limpie ahí con una retroexcavadora y que corten esos árboles porque no prestan ningún beneficio y todo lo contrario, es para que se esconda la gente ahí”, señaló Leiva.

CERO VIGILANCIA

Pero lo más importante no es el  mal olor, ni la basura, sino el peligro que corren las personas que habitan o concurren por esas calles, considerando que los traficantes, vagabundos o pandilleros que acceden al sitio van armados con arma blanca.

Julián Cid Escobar (63) es uno de los residentes que ha sufrido robos frecuentes en su casa. Durante el año pasado vivió tres hurtos seguidos, en dos de ellos los individuos entraron a la casa en medio de la noche y tomaron distintas pertenencias como ropa, electrodomésticos y dinero.

El último saqueo fue hace tres meses. Un sábado en la noche entraron al garaje y robaron cosas de su auto, llevándose la radio, dinero, ropa nueva, repuestos, entre otros. Gracias a la buena suerte de Julián, todas las veces que han entrado a su domicilio nadie de la familia ha estado en la casa.

Estas situaciones han sido informadas a PDI y Carabineros, pero nunca se ha hecho nada en relación al crimen que se comete en esta villa.

“Yo fui a dar cuenta a la PDI de los robos y de una casa que vende droga un poco más allá y Carabineros también está en conocimiento, pero son pocas las cartas que se toma en el asunto. Uno denuncia y no vienen”, comentó el afectado.

35 años son los que lleva viviendo Julián en la población y durante todo ese tiempo asegura que nunca la Municipalidad ha hecho nada por ellos, ni por la basura que está botada en la intersección.

“Yo de mi parte nunca he visto. 35 años que he vivido aquí más o menos, y nunca he visto ningún operativo de la municipalidad.”

¿Y LOS NIÑOS?

Otra afectada es Ruth Barra Barra (37) tiene 3 hijos, uno de 7, 9 y 18 años. Ella da las gracias a Dios porque hasta ahora sus hijos no se han visto influenciados por el entorno, pero sí asegura estar demasiado cansada por la falta de empatía y ayuda por parte de las autoridades como de la justicia.

Este foco de droga se viene dando desde hace muchos años, pero de acuerdo a los afectados este último tiempo ha estado cada vez peor.

La violencia ha ido en aumento, y la falta de vigilancia ha provocado que los bandidos utilicen ese lugar escondido de la intersección como su hogar.

Colchón y sábanas se ven botadas en la tierra a plena luz de día. Las botellas de alcohol, cajas de vino y olor a desechos corren por las calles cercanas a la zona.

Ruth dice estar muy angustiada con la situación, principalmente porque le da miedo que sus hijos se vean amenzados o atacados con la violencia.

“Hemos llamado a las autoridades, hemos hablando con la presidenta de la Junta de Vecinos, hemos hecho de todo. Si nuestra última alternativa antes de que abrieran ese espacio era cerrar con nuestros propios medios”.

Otro tema relevante son las posibles enfermedades que puede producir la inmundicia del área. La contaminación del espacio alcanza los límites de insalubre.

“A mí me tiran la ropa interior al patio. Todos los días nosotros estamos sacando ropa interior, son muy cochinos, eso es un baño. Ahí es un baño para ellos”, detalló Barra.

Según las fuentes, después que estás personas se drogan mantienen relaciones sexuales por largas horas, provocando ruidos molestos y escenas escandalosas sobre todo para los menores de edad que viven en el sector.

Todo esto lo hacen a plena luz del día, abusando extremamente los derechos humanos de los moradores. “Es enfermante, yo me enfrento a ellos porque no les tengo miedo, pero los vecinos la mayoría les tienen miedo porque esta gente anda armada”.

HORRIBLE PARA TODOS

En relación al incendio que vivieron la semana pasada, Ruth comentó que gracias a Pedro Leiva no fueron quemados, ya que él fue quien salió en defensa de la comunidad. Este incendio se habría provocado por una colilla de cigarrillo o droga, que fue botado entre los matorrales.

“Aparte de eso cuando fuman dejan brasas de las mismas cosas que fuman y el otro día nos estábamos incendiando, ósea si el vecino no va a buscar una piedra nosotros no nos damos cuenta de que estaba humeando y nos hubiéramos quemado todos” recalcó Rut.

La desesperanza crece en el barrio junto a la basura y violencia. Todos los días es una historia diferente, otro robo o una nueva pelea. Los vecinos dan un grito no sólo de auxilio, sino de empatía y cooperación, ya que a pesar del letrero que pusieron en donde exigen no botar basura vecinos cercanos a la misma villa que conocen el foco de suciedad, acceden de igual forma a dejar sus residuos.

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