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La Tribuna

Nélida Troncoso: luchadora de Santa Fe que llegó a ser teniente coronel

por Gonzalo Meller

Con humildes inicios en el campo del corazón de la provincia de Biobío, logró una formación integral junto a un proceso formativo destacable que le han llevado lejos en la gestión penitenciaria.

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Nélida Mireya Troncoso Gutiérrez de 42 años hija de María Beatriz Gutiérrez Toledo junto a Luis Troncoso es la mayor de cuatro hermanos. Nació el 17 de octubre de 1976, en su casa ubicada en el campo de Santa Fe, donde su madre le dio a luz. La actual teniente coronel no necesitó de los cuidados hospitalarios actuales y “a la antigua” sobrevivió en su hogar.

“Mi tía que vive cerca me cortó el cordón umbilical y me bañó. Después como a los ocho días me llevaron recién a la posta para que me hicieran el control sano y me llevaron a inscribirme en el Registro Civil”.

La teniente coronel licenciada en educación y educadora de párvulo es soltera, absolutamente dedicada a su labor al servicio el orden, seguridad, reinserción social, cumplimiento de condenas en las prisiones y el resguardo de los Tribunales de Justicia. Pese a que no tiene hijos, debido a que le detectaron un cáncer, se impone sobre la adversidad asegurando que “hay que seguir ayudando a los demás”.

DEL CAMPO A LA CIUDAD

Su  niñez estuvo rodeada de naturaleza estudiando en la Escuela de Santa Fe E-937. “Fue muy bonito y tranquilo porque Santa Fe es un lugar rural, con mucha tranquilidad, mucha naturaleza. En ese tiempo no se veían muchos vehículos entonces todo era más despejado”, comentó.

Posteriormente, tendría que dejar el campo para dirigirse a la ciudad, ya que su enseñanza media fue en el Liceo Técnico Juanita Fernández Solar en el corazón de la provincia de Biobío.

“Fue una transición para mi pasar de la enseñanza básica a la media porque tenía que ir a la ciudad de Los Ángeles que era totalmente distinta”, explicó Nélida.

Asimismo, agregó que fue complicado, ya que “viví en la naturaleza y antes uno iba una vez al mes a Los Ángeles para realizar las compras y pasar a viajar todos los días y convivir todos los días con mis compañeras en la ciudad. Me costó pero después me acostumbré”.

Ya habituada en la ciudad, finalizó la carrera de técnico en vestuario, hizo su práctica profesional y quedó trabajando en el taller. Sería mientras desenvolvía su trabajo cuando recibió el llamado a servir y responsabilizarse por mantener el orden junto a la seguridad penitenciaria.

UNA PROPAGANDA RADIAL TRASCENDENTAL

La actual teniente coronel comentó que lo que incentivó su inicio y motivación para ingresar a la institución penitenciaria se dio por casualidad, pero le llevó a tomar una de las decisiones más importantes de su vida.

“Un día que estaba en el taller mis compañeras estaban escuchando la radio y salió un comercial para un concurso de admisión a Gendarmería de Chile. Lo escuché y dije esto es lo mío”.

A lo que agregó “cuando escuché fue un instinto, ansiaba poder salir de la ciudad con una carrera universitaria, pero mis papás no tenían los recursos para pagarlo”.

Por lo tanto, no lo pensó mucho y consultó a la brevedad en la unidad penal de Los Ángeles, donde realizó todos los trámites para postular.

“Yo quería salir del campo y poder tener un trabajo mejor para ayudar a mi familia. Renuncié al taller y me la jugué al cien por ciento en la postulación, lo di todo para poder quedar”, aseveró.

ASCENSO DE ENSUEÑO

Lograr su primer puesto fue como un sueño. Nélida explicó que en Concepción postularon 800 mujeres de las cuales debían quedar  mucho menos de la mitad. “Consecuentemente de esa selección hasta Santiago llegamos 80 y las vacantes eran para 20 aspirantes a oficiales. Yo postulé a gendarme y en ese momento no logré dimensionar al grado que postulé”, explicó.

Además, cuando pasó las etapas de postulación, recibió una noticia mejor de la que esperaba en la Navidad de 1997. Un llamado que le dejó atónita. “Me dicen que quedé en la escuela y me tenía que presentar el 18 de enero del 98 y ahí me di cuenta que yo había postulado para ser oficial, no para ser suboficial”, puntualizó.

COMPROMISO MULTIFUNCIONAL  

Si bien, la teniente precisó que dentro de la institución su carrera ha sido rápida ya que “ascendí antes de los tiempos mínimos y en la última ceremonia de aniversario institucional, recibí mi ascenso a teniente coronel”, asumió sus nuevas responsabilidades, entre las que se encuentran hacerse cargo del centro de estudio y trabajo, donde las internas –a las cuales se llama trabajadoras- salen a trabajar durante el día y algunas a estudiar.

Esta tarea se sumó a todas sus funciones de Gendarmería, las cuales cumplen un rol central de seguridad pública muy importante. “Nosotros nos quedamos con los detenidos durante las investigaciones de PDI y Carabineros y convivimos con ellos las 24 horas del día, dijo.

También, comentó que “somos nosotros los responsables de esa seguridad en todas partes. Nuestra institución cumple varios roles, nosotros convivimos con las personas que están privadas de libertad y tenemos que ser psicólogos, solucionar problemas, ver la parte educacional, parte de salud.

Por último, la teniente coronel aseveró que pese al mejor esfuerzo que hace la institución por reinsertar a los ex penitenciarios, la falta compromiso de la sociedad, retrasa el proceso por el cual se esmera la institución y en el peor de los casos lo destruyen.

“Los preparamos, les damos un oficio, pero cuando ellos salen nadie les quiere dar trabajo así que ahí se corta la cadena”, finalizó”.

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