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La Tribuna

Inmigrantes: una visión distinta de las Fiestas Patrias

por Gonzalo Meller

Un haitiano y una venezolana que arribaron al país en busca de nuevas oportunidades dieron testimonios muy distintos de cómo celebrarán esta fiesta de la chilenidad.

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La cantidad de inmigrantes ha ido en ascenso este último tiempo. Los datos entregados en 2017 por la Fundación Red Inmigrante Redin de Los Ángeles sobre inmigrantes en la ciudad arrojaron que son de 8 a 12 extranjeros los que llegan a Los Ángeles cada día, muchos de ellos lo han hecho hace sólo un par de meses, por lo tanto, esta será su primera fiesta nacional desde que establecieron sus vidas en la provincia de Biobío.

Por una parte, algunos llegan teniendo familia o conocidos en el país, así que gozan de un circulo establecido para celebrar en conjunto este dieciocho.

Otros, por el contrario, se encuentran en absoluta soledad.

UN DIECIOCHO EN GRANDE

La venezolana Raquel Medina, de 23 años, vive hace cinco meses en Los Ángeles.

Comentó que llegó al país por la precaria situación económica de Venezuela.

“Tuve que dejar mis estudios a la mitad, no pude terminarlos porque mis padres no podían costear mis estudios, además tampoco había fuentes de empleo”, afirmó.

Por otra parte, aseguró que su estadía en el país ha sido magnifica, destacando la atención médica de la zona. Pero lo que más le ha llamado la atención últimamente es el chilenismo que –comentó- se ve en las calles.

“Se siente cómo las personas disfrutan con las cuecas, siento que hay mucho patriotismo, todo el mundo está buscando qué hacer y cómo compartir estos días”, aseguró.

En cuanto a la fiesta nacional, Raquel, dijo que este dieciocho lo vivirá en grande, ya que la comunidad venezolana se reunirá para celebrar la festividad: “Celebraré con familia y amigos que vienen de Santiago, nos vamos a reunir, a compartir. Varios se pusieron de acuerdo, haremos un asado, pajaritos, empanadas y otros. La comida me gusta, pero, por la cuestión de los aliños, no mucho”.

La venezolana aseveró que la fiesta chilena es superior a la de su país natal: “En Venezuela está el Día de la Independencia, pero es un día común; la Navidad era para nosotros como el 18 acá. Ahora me transmiten este entusiasmo dieciochero con las decoraciones, el zapateo y todo”.

Además, “me impresiona un poco cómo son ustedes, porque trabajan mucho, pero cuando vi lo de los días libres me sobresalte, no pude creer que dieran tantos días. Parece que se los merecen”.

Por último, comentó que le llama mucho la atención que la ciudad sea tan patriota y a sus habitantes les guste de sobremanera esta fiesta, de la cual ella formará parte por primera vez.

FIESTA PARA REFLEXIONAR

Una realidad muy distinta es la que vivirá Jeannoice Jean Baptiste, quien, con 21 años, lleva siete meses en Chile.

El joven vino al país para estudiar y ser un hombre de negocios, reuniendo el dinero suficiente trabajando aquí, para posteriormente dedicarse a su pasión que es la mecánica industrial.

Su experiencia en Chile hasta el momento ha sido buena, salvo uno que otro detalle, pero lo que más le incomoda al joven es el frío. "Me siento muy bien y alegre, a pesar de que no acostumbro a caminar mucho, solamente trabajo y me voy a mi casa a descansar", dijo.

A Jean Baptiste le parece extraña esta fecha y le llama la atención por la gran cantidad de adornos que ve en las calles. "Nosotros tenemos una fiesta similar donde se celebra el 1 de enero nuestra independencia, pero esta tiene mucho más ambiente, calor, decoración y se extiende mucho más", afirmó.

Pero lo que más llamó su atención es la cueca, por sus movimientos y saltos muy distintos a los de los bailes típicos de su país. "Me recuerda a los movimientos que hacen las gallinas", aseguró.

Esta fiesta la celebrará sólo, reflexionando sobre su vida en la ciudad, comunicándose con su madre, a la cual extraña mucho, ya que se siente muy sólo en Los Ángeles, asegurando que realmente no quiere salir a conocer los lugares por la discriminación debido a su color de piel.

"Me dan muchas ganas de volver a mi país rápidamente cuando la gente me trata mal, de todas formas, tengo ganas de salir y celebrar las Fiestas Patrias", confesó.

En cuanto al racismo que ha sufrido, finalizó asegurando que "en la vida todas las cosas tienen su contrario, hay cosas buenas y malas, si todo en el mundo fuera igual, la vida no tendría sentido, pero hay algo que se llama respeto", finalizó Jean Baptiste.

Ambos testimonios dejan entre ver la realidad que vivirán muchos inmigrantes en su primera fiesta de la chilenidad. Algunos en familia y otros en soledad debido al aislamiento social.

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