Respeto a los muertos

En la comuna de Laja está ocurriendo una situación, que para muchos pueden resultar hechos aislados, pero que profundizando en el tema, nos muestra a una sociedad desinteresada y poco empática con su entorno.

Durante las pasadas Fiestas Patrias, un individuo ingresó al camposanto y profanó el mausoleo de la esposa del ex alcalde de la comuna del papel, en un hecho que fue de impacto nacional.

De la misma manera, durante el fin de semana, unos menores de sólo 16 años que deambulaban en estado de ebriedad, no encontraron nada más entretenido que ingresar al cementerio para hacer destrozos a las tumbas.

Simplemente no puede ser. En estos lugares se encuentran los restos de nuestros antepasados. Padres, madres, abuelos y todos aquellos que nos han dejado. Sus tumbas, son para la gran mayoría, el lugar de reflexión y reencuentro con sus seres queridos y la impotencia que genera un acto vandálico de estas características, no tiene nombre.

¿Qué está pasando en nuestra sociedad que se está perdiendo el respeto a tal nivel que nos creemos con el permiso de destruir o hacer daño, sin importarnos las consecuencias de nuestros actos? ¿Qué nos está haciendo tan insensibles?

A nivel administrativo, se pueden ejercer mayores acciones para resguardar este y otros recintos y así evitar el comportamiento malintencionado de antisociales, pero el tema no debe ser siempre así. No podemos estar combatiendo con guardias, policías y más leyes cosas que deberían nacer del sentido común.

Es momento que en el núcleo de la familia, se comience a ver menos los teléfonos móviles, las telenovelas y los memes (símbolos de la poca empatía en muchos casos), y nos centremos en salvar lo único que hace de este grupo una sociedad.

En la familia está la esperanza del futuro, uno donde podamos actuar con amor, respeto y donde se inculquen los valores. Nadie hará por los padres esa tarea.

La violación de los cementerios no puede quedar como una anécdota o una noticia más en las páginas policiales de los medios de comunicación, debe ser la piedra de toque, que nos permita abrir los ojos y ver lo que estamos haciendo mal y muy mal. Aún estamos a tiempo de construir una mejor sociedad.