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La Tribuna

Juan Flaquer García: De España a enamorarse de Quilleco

por Sebastián Díaz

Llegó a los 17 años a Los Ángeles y de ahí su encanto por la provincia y hoy dice no moverse más de Quilleco, comuna que ha hecho suya y que conoce como la palma de su mano.

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Juan Flaquer García, es un español que hoy radica en Canteras, Quilleco y que ya se siente como un quillecano más. Cuenta que llegó a Chile con tan sólo 17 años junto a su familia, "Llegué a estudiar al hogar de ahí de Sor Vicenta, una escuela vieja y nosotros vivíamos al lado. Mi padre estaba a cargo de una chinchera, después ese año lo terminé y finalicé mi enseñanza media en la noche en la Escuela 3, ahora España; después en el liceo que ahora están demoliendo".

Tras ello, explica que "según mi padre, me porté mal y habló con don Pedro Mellick, un español que tenía un molino en Quilleco y me llevó para allá. Yo creo que fue para peor, porque me puse más desordenado. Era un cabro joven, de 18 años, solo... desordenado total".

Pero ese desorden lo llevó a conocer el amor y a quien lo acompaña hasta el día de hoy. "Ahí conocí a esta viejita, que antes era más joven (ríe)". Cuenta que pololearon un tiempo y luego se casaron en 1961 con altos y bajos.

Explicó que "me quedé en esta zona por la tranquilidad que hay, yo en Quilleco estuve viviendo... no sé si alcancé a durar un año, cuando se construyó el hospital, ahí viví y fui jefe de obra de esa construcción. Al final no me gustó por lo tranquilo... había mucha gente mayor y era muy tranquilo... no era para mí".

Fue ahí cuando empezó a buscar trabajo en otros lados, uno de ellos en Santiago hasta donde se trasladó para trabajar, siempre con su señora que nunca lo dejó de lado. En la capital del país estuvieron 10 años para luego volver a la provincia de Biobío y luego retornar nuevamente a la región Metropolitana. "Tuvimos que volver a allá, porque mi señora, que es muy apegada a nuestros hijos, siempre se preguntaba cómo estaban, si andaban bien vestidos... se preocupaba mucho por ellos, así que tuvimos que volver. Estuvimos 5 años más y yo ahí ya dije que no, Santiago no es para mí, necesitaba la tranquilidad del sur", producto de ello decidieron regresar a Los Ángeles en 1995.

Cuatro años más tarde, decidieron volver a España. "Nos volvimos, porque me aburrí, me 'cabreó' Chile. Vendimos todo, hasta las cucharas y nos volvimos a España. Estuvimos 13 meses, en ese tiempo atropellaron a uno de mis hijos, que falleció. Nos fuimos en octubre y en marzo nos vinimos a pasear y compramos un terreno acá en Los Ángeles. Nos volvimos a España y en noviembre regresamos a pasear de nuevo y vimos a mi suegra tan mal en Santiago que le dije a mi señora: 'vieja, vámonos con tu madre al sur'".

Así es como no volvieron a España, se construyeron una casa y regresaron a Quilleco, en Canteras.  

En ese sentido, Flaquer García dejó en claro que "de aquí ya no me muevo".

"LA TRANQUILIDAD ES IMPAGABLE"

Una de las cosas por las que regresó de Europa fue precisamente por la tranquilidad del lugar. "Con el correr de los años los jóvenes se van a dar cuenta que la tranquilidad es impagable, yo estoy de acuerdo con la juventud, el bullicio de la ciudad y todo eso, porque uno fue joven", dijo.

Respecto a la zona, dijo que "Los Ángeles ha cambiado muchísimo. Yo veo que ha crecido, eso es bueno, hay harto comercio, es una de las ciudades caras que tenemos en el sur y hay plata. Yo lo veo bien".

SU TRABAJO CON ÍTALO ZUNINO

Una de las cosas que más recuerda fue su trabajo junto a ítalo Zunino, recordado empresario de la zona. "Yo cuando me casé, nos fuimos a trabajar a la Hacienda El Morro y de ahí quedé enamorado de la cordillera. Cuando me fui a San Lorenzo, me sacaron de mi habitat, se me cortó la comunicación con mi famila. Yo estaba acostumbrado a ir a almorzar, estar con mis hijos y cuando estuve allá, un bus iba en la mañana y volvía en la tarde, entonces no podía estar con mi familia y eso fue lo que extrañó mi vieja".

Tras ello, le explicó a Ítalo Zunino que deseaba dejar su trabajo por lo mismo, a lo que el empresario respondió consultando a dónde se iría. "Le dije que me quería ir a otro lugar donde me ofrecían algo por administrar un campo, él, muy visionario, me dijo que si la oferta era tal como me decían estaba bien, pero me dijo que lo pensara y que cuando el volviera decidiera. La próxima vez que volvió, me preguntó y le dije que me quería ir, porque mi señora me seguía insistiendo. Aguanté tres meses ahí y cuando necesité mi dinero, me dijo que no me podía dar. Me pagó porque su señora le insistió en que yo me gané la plata y felizmente logré que me pagaran y le dije que no podía seguir ahí", expuso.

Por ello recuerda tanto a Ítalo Zunino tanto que declaró que "él para mí fue como un padre, conversábamos de todo, él me dio confianza, me hablaba como un padre, me aconsejaba. Tuve una muy buena relación con él y  no tengo nada que decir de él. Sufrí mucho cuando pasó el accidente".

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