Eliminación de bolsas plásticas: un bien para la ecología, para las empresas pero un alto costo para la gente

El martes 7 de junio de 2016, en el marco del Día mundial del medio ambiente, la municipalidad de Los Ángeles, se sumó a una causa muy importante, para disminuir la contaminación de la ciudad. Esta ordenanza municipal incluye un punto muy importante, referido al control de las bolsas plásticas y su eliminación gradual, la cual a partir de 1 de enero de 2018, se aplicaría a una reducción del 100%.

Nadie puede negar que es una gran medida para contribuir al cuidado del medio ambiente. Nadie podría negar que son acciones totalmente necesarias y que en todo Chile deberían aplicarse y por supuesto, nadie podría negar, que tendremos que adaptarnos al tema, porque es de tendencia mundial.

El punto en cuestión es el comportamiento de las empresas que se están uniendo a esta ecología, ya que detrás de esa muestra de responsabilidad social, ellos han encontrado un nuevo nicho de negocio, que se traducirá en millonarios ingresos, que terminará pagando el ciudadano común y corriente, o sea usted.

Además, una persona que sale de su oficina al supermercado, no puede andar todo el día con la incómoda bolsa reciclable que venden en las tiendas. Por lo tanto, la manera en que se implementó la medida no hace justicia social.

Muy bien por el municipio, pero muy mal por los privados. Eso no es aportar al desarrollo.

Ante esto, la normativa, debería haber exigido que las empresas buscaran alternativas para que las personas puedan llevarse sus productos, sin que esto signifique un costo adicional.

Hoy, la única opción es comprar una bolsa reciclable, que en la mayoría de los casos, está por sobre los 990 pesos.

Nadie se opone a que se busquen estrategias por un medio ambiente saludable, pero es un evidente abuso económico para la gente, especialmente porque por un lado eliminan las bolsas, pero por otro suspenden la venta de bebidas en envases retornables. Una contradicción total.

La estrategia de Falabella es un ejemplo a seguir. Ellos también se sumaron a esta estrategia en protección del medio ambiente, pero sin perjudicar a sus clientes.

Desde el 14 de noviembre de 2016, reemplazaron sus bolsas plásticas por unas biodegradables, construidas con un material muy similar al plástico, pero que tarde sólo 15 meses en desaparecer sin dejar rastros contaminantes.

Esas son acciones responsables de responsabilidad social empresarial, el resto es una mera campaña publicitaria financiada por los clientes. No es justo.